miércoles, 1 de julio de 2009

Los golpes de Estado


Los golpes de estado.
Los golpes de estado deben ser condenados, vengan de donde vengan, y sea las razones que se argumenten. Efectivamente Manuel Zelaya había violado la constitución y leyes de ese país, pero no se puede violar la constitución para salvaguárdala. La cuarta republica pudo haber estado podrida; pero la constitución vigente no facultaba a nadie, para pretender corregir esa situación, unilateralmente. Ni tampoco la actual constitución facultaba a Pedro Carmona Estanga, ni a ningún otro, para llenar el vació dejado por la renuncia del presidente Chávez, y menos, para auto nombrarse presidente de Venezuela.
El presidente Chávez condena los golpes de estado, pero celebra su intento golpista del 4 de febrero, por todo lo alto, donde murieron por su culpa, venezolanos inocentes, sin pedir perdón, por esa acción criminal.
Algunos opositores participaron en el golpe del 11 de abril, aprovechando la renuncia presidencial, y hoy pretenden evadir responsabilidades. Los golpistas, de la cuarta y de la quinta, deberían estar pagando con la cárcel, sus aventuras.
No hay golpes de estado, buenos y malos, como algunos pretenden creer. Si son por mi causa: son buenos, y me justifico y los justifico. Sin son por la causa del otro: son malos, y me desgarro las vestiduras, hablando de la constitución, de democracia y derechos humanos.
Resulta grotesco y asqueroso, ver a un criminal como Raúl Castro, condenando las acciones ocurridas en Honduras. Más razones hay para que la comunidad internacional actué en Cuba, que en Hondura
La condición democrática se revela en situaciones de crisis, es allí cuando con más fuerza debemos aferrarnos a nuestra fe y dar evidencia de lo que somos y de lo que estamos hechos.
EE.UU. esta dando un ejemplo, con su condena a lo que esta pasando en Honduras, y en la búsqueda de restablecer la vigencia democrática.
En una democracia, el fin no justifica los medios, es vital respetar las formas, los modos, las maneras; no las razones validas o no, sinceras o no, que se puedan argumentar, para hacer lo que se hace.
Debemos evitar caer en las tentaciones de los atajos, para lograr el bienestar que aspiramos, en lo personal o en lo político.
Iberoamérica requiere de cambios profundos, no hacia el autoritarismo y el socialismo, sino al contrario, hacia más y mejor democracia y hacia un modelo económico de libre mercado. Para ello es necesario enfrentar el estamento dominante, que ha permitido la creación de mafias políticas-económicas, que monopolizan nuestros espacios, frenando los cambios necesarios, y facilitando la aparición de aventureros izquierdistas. Raúl Zapata 3.669.126 raulzapataa@hotmail.com 0414-815.1929 www.libertadosocialismo.blogspot.com